Muestra de poesía peruana. Selección de Emilio Paz Panana
Hay diferentes formas de lluvia en el continente americano: desde las torrenciales, creadoras de ríos, hasta aquellas briznas leves e hipnóticas que parecieran, más que empapar el cuerpo, la conciencia. Es lo que busca Katherine Estrada cuando ve cómo garúan las ánimas y se hacen pesadas, cuando forjan su cadena interminable en las memorias, donde nuestra vida seduce a la muerte. Lourdes Aparición tiene una visión cercana al caminar por calles y desiertos en su eterna búsqueda de algo perdido que, de todos modos, es el fruto de un conocimiento que pasea entre manos y generaciones, como lo que alumbra a la poesía de Leda Quintanilla, de Úrsula Alvarado o de Carolina Fernández. Todas son creadoras fieles a la desnudez que pueden revelar las almas cuando están en movimiento, y más en un cielo plagado de aves como el de Perú.
A la par que ellas, voces tan sensibles como Roy Alfonso Vega o Miguel Sanz, seres anclados en los mares y en los cielos, son así porque hallan su reflejo desterrado, verdaderamente ajeno a las imágenes donde no puede verse el universo resumido en su partícula de polvo. Pero, en ellos no vuelve tan decididamente una figura milenaria como el ermitaño, que sí asoma, por ejemplo, en Gonzalo David Marquina (voz muy relevante en los estudios orientales, dentro del Perú) bajo un claro de luna, revelado entre la tradición de dos regiones (asiática y americana). Como sea, la diferencia sólo nos confirma, una vez más, esa abundancia de aves que hay en el Perú, donde Carlos Gabriel Montes y Luis Coronel vagan por ciudades donde «surgen las constelaciones», siempre oníricas, siempre en el centro de su tiempo.
Herederos de una tradición de hondura donde hay nombres como los de Blanca Varela o César Vallejo, estos creadores no conforman como tal una generación, aunque son voces de un temple sin par, peruano si se quiere, pero más que nada aéreo. En ellos hay un clima, un eco de húmedas montañas y mesetas al que debe uno volver planeando para comprender. La selección que presentamos, preparada por Emilio Paz Panana, tiene el fin de abrir la ruta para tal navegación y sólo resta agradecer a los autores, y a él mismo, su gran labor por dar esta, ya abierta en nuestro continente.
Campos de Plumas 