Luis Coronel

Lima para foráneos
Las calles de esta gris
saben escuchar
los gritos de una mirada.
Hay quien recorre las avenidas
hasta un horizonte vacío
porque, luego,
las avenidas lo recorren a uno.
Solidaridad, inútil,
con aquellos
que son alcanzados por las entrañas
de bohemias nocturnas
y sufrimientos diarios,
pues no hay olvido que
pueda aliviar el dolor
de los suburbios.
Esta ciudad
no es más que el ensayo
de un infierno relativo
o absoluto
o relativamente absoluto
o absolutamente relativo,
porque
Lima que te inyectas
Lima que guarda su veneno
en los ecos de tu memoria.
Y aunque escapes de su seno,
regresas
o Lima regresa a ti
o Lima nunca deja de correr por tu sangre.
Recuerdos de Trujillo
Hace tanto
que aprendimos
a querernos,
tú con tu jirón Pizarro
coqueteando mis emociones
yo con nada más
que tristeza por ofrecerte.
A veces
perdí lágrimas en la oscuridad
de tus calles
otras, en cambio, el regocijo
me sorprendió en los atardeceres
de Huanchaco y Buenos Aires.
Tal vez no me diste
lo que quería
pero supiste darme
lo que necesitaba:
dolor/ penas/
dolor/ alegrías/
dolor/ dolor.
Algunas noches
tuve la osadía de desafiarte,
traté de vencer tu silencio
y para ti fue fácil derrotarme
con una simple dosis de soledad.
He sufrido bajo tu cielo,
es cierto,
mas debo confesar
que tú, Trujillo, le diste
esperanza a mi porvenir
y aunque indigno
de Moche milenario
el Sol y la Luna
brillaron para alumbrar
el largo sendero que he recorrido
en tu círculo infranqueable.
Guardo mi corazón
para ti, Trujillo,
porque en mi memoria
están las marineras
que he gozado en tu plaza,
el barro de Chan Chan
que me hizo comprender
que de barro soy
y que, después de barro,
seré polvo
polvo que no será merecedor
de tu mar infinito.
IV
Las reuniones de grupo
son excusas para terminar
dispuestos a una botella más,
alguien empieza con una canción
que remueve emociones
en estado de alerta,
existe una atención a cada detalle
para enervar una sed incontenible,
otro la sigue con algún recuerdo
aún no superado
y entonces ya se acabaron
las doce botellas
y también se acabó
lo que había en los bolsillos
sin embargo, ya ni los bolsillos vacíos
son obstáculos para seguir
por lo que es hora de que alguien
saque el mago que guarda
para hacer que aparezcan
otras doce sobre la mesa.
Después ya no se sabe lo que viene
sólo te das cuenta que la tarea
no se ha terminado
ni siquiera se comenzó
y recién ahí la culpa
se apodera de uno.

Luis Coronel (Perú, 1997). Estudiante de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Privada del Norte-Trujillo. Ha publicado el poemario Flébil (Ángeles del Papel Editores, Lima, 2019) y varios poemas en publicaciones como Cuenta Artes (2019); la antología Discursos estéticos y Arquitectura de la palabra, de Liberoamérica (2019); Amor Libre y Primavera de versos de la Sociedad Peruana de Poetas (2019) y en la revista mexicana de literatura Monolito (2019), entre otras. Participó también en el Festival Internacional de Poesía y Arte VII edición: Voces de Lationamérica para el mundo, organizado por La huaca es poesía.