Colaboración Especial

Hay ciertas experiencias que no conseguimos expresar a través del lenguaje. La palabra es limitada, quizá por su origen racional, por el hecho de ser el vehículo para conceptualizar el mundo. ¿Significa que estamos condenados a enunciar únicamente aquello que está dentro de los límites de la razón? ¿Cómo podríamos intentar siquiera acercarnos a niveles distintos de la realidad? Esa realidad que está más allá de lo tangible, que se eleva hacia una trascendencia (de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea)…

Elsa Cross lo ha intentado. Su poesía es un viaje incansable por develar los vínculos entre lo humano y lo divino. “Es lo único que ha dado sentido a mi poesía —y a mi vida— de comienzo a fin”, nos comenta la autora de Canto Malabar. ¿En qué radica lo divino? Sería muy simplista decir que lo divino es dios. En la tradición que Elsa Cross ha practicado, lo divino se encuentra en todo: en la tierra, el agua, los árboles, las estatuas. Todas estas cosas son sagradas porque ellas albergan una condición espiritual, es decir, una conexión del todo con sus partes. Lo divino se haya en lo más simple y por eso la poesía de Cross está repleta de naturaleza: el sujeto confluye con esa fuerza y a la vez se diluye en el paisaje. ¿Qué busca? ¿Abarcar la totalidad del ser, o alcanzar el vacío? Elsa va más allá de las dualidades, más allá del ser y la nada, de lo sensible e inteligible, de la vida y la muerte. Sus poemas buscan acercarse a esa otra realidad, a esa experiencia mística, puramente contemplativa.

Pero aquí nos hallamos con otro problema: la autora nos dice que “la reflexión necesita palabras, temas, un hilo discursivo, argumentos, rollos y demás. La contemplación no necesita del lenguaje, lo que intenta hacer es fundirse en los objetos que contempla.” Si el lenguaje es racional, ¿cómo podemos expresar esa contemplación? ¿Hay necesidad de ello? ¿Por qué no limitarnos sólo a la búsqueda de lo divino a través de la meditación? Quizá exista en nosotros esa necesidad de explicarlo todo. O quizá, la poesía sea otro tipo de lenguaje, uno que se aleja de lo racional, siendo morada del espíritu…

Tal vez nada de lo que Elsa Cross intenta decir con sus poemas pueda manifestarlo sin usar un lenguaje poético. Pero sabemos que estos nos dan una mirada distinta, una perspectiva sobre lo inefable, que culmina con una sensación de serenidad.

Estamos seguros de que el lector se sentirá complacido con la entrevista que hemos realizado a la autora de Ultramar, donde conversamos sobre asuntos esenciales en su obra (su amor por la tradición de la India, su recreación de los mitos griegos, su incursión en la poesía náhuatl, su visión de la muerte). Además, acompañamos la entrevista con una selección de poemas que hemos realizado con la autora, y que ejemplifican oportunamente el diálogo. Poemas como “Ganges”, que aborda con tremenda sensibilidad el tema de la muerte, “El paraíso de los ahogados”, que se acerca a la tradición náhuatl que Elsa ha sondeado en su poemario Nepantla, fragmentos de libros clásicos como lo es Canto Malabar, y “Aquerón”, poema inédito que traemos para ustedes encabezando este nuevo número, son algunos de los textos que podrán leerse aquí.

Los dejamos con Elsa Cross, maestra de las letras mexicanas, y sin duda alguna, una enorme poeta viva de la lengua. Para Campos de Plumas es motivo de felicidad enorme contar con la colaboración de esta autora que, como el árbol de baniano, nos acerca las cosas del cielo a la tierra.

“Mi visión de la muerte es casi de éxtasis”; Elsa Cross

Aquerón (Poema Inédito)

Mandap

Las piedras

Trueno Viejo (Tajín)

De Canto Malabar (Fragmento)

Ganges

El paraíso de los ahogados