Poemas 1988-1991

Josu Landa

Arte: INTER GARAGE

Misterios menores

Mis amigos no entienden
que lo mío
está al final del viaje

Que si por lo evidente de la trama es
no
porque
si no
nadie se había atrevido
a caminar hasta Eleusis
por el simple gusto
de embriagarse con Perséfone

Que el amor
con hambre es como dura
si no
pregúntenmelo a mí
que reparto millones de máscaras
a mis vecinos
abandonados del amor
sus rostros

Que el quinto infierno
es nuestra verdadera patria

Que soy asiduo a los dragones
y todavía no puedo vivir
así como así
hablaba Zaratustra
todo un tipo
que en su vida supo
lo que era un whiskey
(El líquido
cefalorraquídeo me explota
Hay una miss
en cada encrucijada)

Que mi mundo
no es de este reino
(No
mi amor
yo de Miami
nada)

Que es mala leche
el dólar a diecinueve
y no me bajo de esta nube
y no tengo boca
para hablar como los gringos

Que sí
queridos
que pase lo que pase
no va a pasar nada

No entienden
mis amigos
que en el próximo puerto
ganaré la inocencia

De Bajos fondos (1988)

Abril en Cipango

Lo demás es palabra

Palabra que palpita
en esa cumbre
en aquella brizna
en la vana música del gorrión
y en la techumbre donde posa
palabra que me llama y me asiste
en el renglón de este trazo pasajero

No importa cuán lejos esté el mar
porque está aquí la palabra mar y su sirena

Tu nombre me atrapa con su malla
sortilegio sonoroso
que me asalta desde las vírgenes fauces
de algún numen oculto
en la inocencia de esta fronda
                                             esta galaxia fresca
presta a la caricia de mi mano

(¿Y si de pronto
brota el dios de esta guija
                                  de esta fuente?)

Nada quita
 el silencio de un recuerdo
 el silencio aún mayor y seco del papel
donde leo estos racimos
amasijo de pétalos
anunciando la inminente palabra-rubí
                                                                 palabra-joya: Cerezo

Me queda el jardín de Kenrokuen
me queda la luz y la palabra

De Viaje a Cipango (1990)

La geisha y el dragón

Porque la distancia no existe
(y si existe no significa nada)
estoy ahora en tu alcoba
mónada en la espesura de Asakusa
Tokio abandonada al farol y la tiniebla

No voy a decirte cómo
pero debemos creer en los dragones
y si no es el dios saurio
lo que se traga tantos kilómetros
es porque el animal está en mí
dicho (y hecho) por las fauces de fuego
y la ausencia de alas (en el tronco)
y sin embargo se mueve

porque estoy ahí
                                          aquí
                                                    contigo
y se me parte el cardiograma
y me concedes (antediluviana) tu mano
tu arte de bordar el cielo y la delicia
con la seda transparente de tus dedos
                                                                                mariposas
y tus labios floreciendo en las maneras de tu cuerpo
gozan de mí y en mí
hasta brotar los destellos del clímax


Sé que tú también vives este júbilo extraño
tú y tu piel
sabia en advertir el grano de arroz
bajo el muelle océano de plumas

De Viaje a Cipango (1990)

Seppuku

En el último instante
brilla exacta la cifra del designio

No tengo cuerpo
Haga del ala bruñida de mi sable el relámpago

                                                         mi cuerpo

fugaz torrente de rayo
brote de secretas azaleas

                                                          mi cuerpo

sangriento fluir de caracolas

                                                           mi cuerpo

seda y hoja vertidas en la entraña
rugido postrero en las puertas del reino

                                                           mi cuerpo

deslizándose áspid en el epigrama:
             La primavera derrite la nieve sin vulnerar
                       la roca
             Ya viene la brisa de mi hermosos acero
             Hoy cabalgaré libre por el Valle de
                   los Encantos

No tengo amigos
ahora que me abandono al puñal
y brota la ofrenda de mi yugular
abierta la muralla invisible del cielo
clavados mis ojos en los parajes del Este

De Viaje a Cipango (1990)

Oración con motivo de Nagasaki

Apiádate de mí

tiempo loco

y concédeme tan sólo el don del instante

                                                              siempre tan solo

el gong de un destello en el cerebro

para olvidar

que aquí hubo una vez esquirlas

que un sol fantasma sembró

miríadas de jinetes diminutos

del apocalipsis (ahora) investidos

de fieras sedientas de sangre cerval

temblorosa como corazón que acude al sacrificio

De Viaje a Cipango (1990)

Camino de perfección

Centenares de centenas de kilómetros
por ahora
es lo que cabe en una hora de bala

El tren que así se llama
quiere doblegar las dos barreras

No será el murmullo del arrozal
lo que se oponga

Y la luz indiferente
que baja del Fuji
tampoco podrá ser óbice

Un astro anda suelto
por los valles de Cipango

y me pone en cosa de segundos
en la estación donde me esperas

De Viaje a Cipango (1990)


Cuando crece el corazón

Hay un corazón en un tronco del bosque.

Al principio casi no se veía.
Ahora, se está derramando.

De Los tankas de Arropain (1991)

A propósito de la hojarasca

Aunque caigan al río,
estas hojas secas no se hunden.

Aunque el agua esté inquieta,
suelen seguir hacia adelante.

De Los tankas de Arropain (1991)

El otoño en casa de mi abuelo

Como siempre,
las nueces han empezado a caer
hasta invadir la tierra.

Ahí vienen las frías nubes
y el invierno al corazón.

De Los tankas de Arropain (1991)

Anunciación

Un día de éstos,
ambos,
el camino y yo
nos perderemos.

Estaremos felices
en el fondo del abismo.

De Los tankas de Arropain (1991)

Josu Landa (Caracas, Venezuela, 1953). Poeta, narrador, ensayista y filósofo. Actualmente se desempeña como maestro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Su trabajo filosófico gira en torno al estudio de la ética tomando como punto de partida las escuelas helenísticas y la doctrina platónica. Entre sus obras más destacadas se encuentran Más allá de la palabra (UNAM, México, 1997),Poética (FCE, 2002), Viaje a Cipango (Fondo Editorial del Caribe, Venezuela, 1990), Los tankas de Arropain (Lida, Bilbao, 1991), La luz en el vano: antología poética (UNAM, México, 1996), Treno a la Mujer que se fue con el tiempo (Arlequín, Guadalajara, 1996), por el cual recibió el Premio Carlos Pellicer, y Mundo Neverí (Monosílabo, México, 2019). También es autor de la primera novela endógena del exilio vasco, Zarandona (Centro Vasco de México, 1999), y de las traducciones al euskera de Piedra de Sol y Muerte sin fin.