Reunión en Cambridge (Poemas)

Fernando Díaz San Miguel

Arte: Rubén López Martínez

Leía un poema de Borges llamado Cambridge. Escuchaba al mismo tiempo una música en la radio que no recuerdo —quizás fuera Mahler— y, de pronto, desde muy lejos, ha llegado hasta mí como una débil, una antigua necesidad de llorar al leer: Nadie en las calles, pero no es un domingo.

Hay tres o cuatro notas en crescendo que me provocan esa sensación triste de alegría. Puedo sentir en los huesos, a través de estos años, la fría y desierta mañana de Cambridge. Puedo ver a las gentes de King’s College unas horas después junto al río tranquilo: ríen, leen poemas en voz alta o almuerzan sobre la hierba, y yo, que solo miro, me pregunto hasta dónde de real tiene esta extraña ciudad. Hasta dónde de real tiene ese río llamado Carlos.

Imagino mi camino en la tarde calurosa. Hacia Dillons para comprar aquel primer libro de Eliot. Vuelven de pronto sus versos, su voz rota en el viejo caset, diciendo: We are the hollow men, we are, cuando la niña en el poema de Gastón Baquero interrumpe la idea para decir: Ya están escritos todos los poemas. Gil de Biedma lo sabe y en mi imaginación sonríe.

Recuerdo el anochecer en Parker’s Piece, sentado en la hierba, mirando al oeste, pensando que un día Cernuda estuvo aquí parado, sobre este mismo paisaje inmutable, que habitó las mismas calles que junto a Borges, hoy, celebro en esta reunión de amigos, solo algunos que de forma extraoficial mi mente convoca.

Poemas menores (1996)

Oros

Los astros fracasaron cuando el hombre consiguió nombrarlos. Cuando creó con ellos leyendas. Cuando midió su distancia, su poder. Se aferró al firmamento y lo llamó destino. E intentó ordenar por él las horas. Inventó la noche y el día. Conoció el cansancio. El hombre fracasó abocado a sus propios criterios. Tan solo quedan las tardes de verano, el alba en los inviernos. El símbolo y el signo. Ahora todo subyace bajo un mismo elemento unívoco. Se nos ofrece la posibilidad de la abstracción. Como si el reino consistiese en algo más que esto.

Poemas finales (2018)

Lift

This is the place.

Remember me?

I’m the face you always see.

Radiohead

Vuelvo a la ciudad. Desde el otro lado del mundo. Amanece y algo de mi cansancio se filtra en esta luz, mancha las figuras de este lugar, provoca emociones de infancia, la dicha extraña de pertenecer a un sitio.

El aire cerrado de la habitación me lleva del jet lag del sueño a la zona umbría de la duda. Son los iconos míos de siempre: las vigas de madera, el girasol, velas y

chinchetas y vasos por el suelo.

No tengo ninguna opinión acerca de la realidad, está muy lejos. Me muevo por mis sueños sin necesidad de dormir o estar despierto, reacciono a las imágenes y creo zonas nuevas de ficción. Porque da igual: el mundo es solo este lapso de tiempo que se desdibuja. Estoy atrapado en este cuerpo y después: voy a morirme.

Dudo que cuando yo muera quede aquí nada.

Dique (2021)

Fernando Díaz San Miguel (Salamanca, 1974). Es profesor del Máster de Escritura Creativa en Español por la Universidad de Salamanca. Dirigió la revista literaria Atril (1993-2013) y la Tertulia del Ateneo de Salamanca. En 2018, Ediciones Diputación de Salamanca editó Momento, poesía reunida I, que reescribe sus seis primeros libros, entre los que se halla Poemas imperfectos, finalista del Premio Fray Luis de León de Poesía de la Junta de Castilla y León (2001). A un segundo ciclo pertenecen Fragmentos de un eclipse, Apuntes sobre el ruido, y Palimpsesto (2019). A finales de 2020 publicó Dique en la Fundación Jorge Guillén, y dos años después, su primera novela, Lo que dijo el trueno (Vaso Roto, 2022).