De poesía y epístolas: Paul Celan y James Joyce

Presentamos dos textos que introducen traducciones de este número, buscando iniciar al lector en algunos de sus elementos trascendentes.

Sobre los poemas de James Joyce

Sin llegar a un acuerdo mutuo, la crítica ha colocado a la poesía de James Joyce en diversas corrientes: romántica, post-romántica, bucólica, imaginista, simbolista, etc. Aún en nuestros días se vuelve del todo complejo establecerla en una sola tendencia; sin embargo, existe un principio en común en el que todos han convenido: su musicalidad. Harry Levin mencionaba que la innovación en la poesía de Joyce radicaba “en la música de las palabras” y “en la música de las ideas”. Sobre lo primero, tanto Yeats como Pound notaron que en los poemas de Joyce existe una cadencia musical única, maleable y llena de armonías (prueba de ello sería Música de cámara, aunque lo mismo podría decirse de la totalidad de su poesía).  La rima que produce no es de modo alguno estruendosa; contrario a esto, Joyce elige las palabras, las vocales, las notas precisas para crear una música llena de belleza e intensidad. En lo que corresponde a la música de las ideas, esto puede verse reflejado tanto en las metáforas como en las imágenes; pero, sobre todo en las asociaciones mentales discordantes que se unen a los sonidos, creando una expresión imprevista. Si bien existen versiones al español que nos acercan más a la imagen que a la música, como la de José Antonio Álvarez Amorós o la de Lilia Barbachano, esta selección pretende mostrar aquello que se ha dejado en el olvido; es decir, la música nostálgica y suave con la que Joyce se convertiría en el artífice fabuloso de la literatura en lengua inglesa del siglo XX. Añado que, si bien he tratado de recuperar en su totalidad tal música, en ocasiones he tenido que priorizar el sentido del poema para no caer en incoherencias, esperando que el lector y el propio Joyce perdonen por esto.

Eder Elber Fabián.

Sobre los poemas de las Cartas a Franz Burm:

La vida de Paul Celan se ve arrastrada por todos los eventos lacerantes y caóticos que guardó su poesía, aquellos ríos que vociferaban su vida y su muerte. Podemos observar que toda su obra ilustraba la inquietud de la Segunda Guerra Mundial; a raíz de conservar ese sentimiento, su nombre ha quedado marcado en el canon de los mejores poetas líricos del Siglo XX.

Sin embargo, como todas esas voces interesantes y resguardadas, sus pensamientos también se plasmaron por medio de epístolas que revelaban la simpleza de la cotidianidad. Otra mirada que aparta la atención del ya conocido suceso histórico y se queda en la quietud de los mejores días del escritor: aquellos acompañados de añoranzas de las estaciones o la observación de los milagros más sencillos que se dan en el tejido natural.

La siguiente es una traducción inédita de artificios tomados de las cartas a Franz Burm; postales de los pensamientos de un pasado ya perdido, silenciados por la fiel conciencia de los días que faltan para que termine el año, por ejemplo. Se deslindan de un suceso histórico en extremo aciago, pues Celan va a concentrarse esta ocasión en atrapar un tiempo de quietud ante el percance.

Poemas para el primer cumpleaños del pintor Jakob Kaspar Demus – Paul Celan

James Joyce (Poemas) – James Joyce