Las superficies de Hofmannsthal en Juan Villoro

Juan Villoro conoció a Sergio Pitol en 1978 y, a partir de ahí, entabló una entrañable amistad de años. En diversas ocasiones, mencionó que el autor de El desfile del amor conspiró para que él fuera enviado a Berlín Oriental como agregado cultural: “me convenció asignándome una misión secreta. Mi verdadero cometido sería consolidar el aprendizaje de un idioma… para convertirme en traductor literario”. Es a la edad de 22 años que inicia su acercamiento al oficio, proceso fundamental en su carrera como escritor consolidado en la que, según Jorge Volpi, ha puesto su temperamento dramático al servicio del talento narrativo.  

La curiosa conexión entre Villoro y su mentor abarca, igualmente, el gusto por las óperas. En 1985 Juan Villoro realizó la traducción —inédita en español— del libreto de Hugo von Hofmannsthal, Ariadna en Naxos, por encargo de Ignacio Toscano. En este, Hugo logró fundir dos historias, y mezclar el drama y la comedia. Permitía adentrarnos en la desventura de una amante, abandonada en la isla de Naxos, después de entregar a Teseo la madeja de hilo que le permitiera abandonar el laberinto, tras dar muerte al minotauro. El libreto reflejaba el compromiso intenso de ambos y sus desencuentros múltiples, de tal complejidad, que es válido pensar a la ópera como un drama sofisticado al que se puso música, no viceversa.

Aunque fue Richard Strauss el que dotó de melodías a algunos textos de Von Hoffmansthal (porque la dupla produjo también Electra, El caballero de la rosa y La mujer sin sombra, entre otras obras) Ariadna en Naxos siempre ha merecido revisiones por su valor poético —en el sentido más originario de lo «poético»— y una de aquellas es la que Villoro ofrece, en un prólogo escrito especialmente para la edición bilingüe del libreto, reeditada por la editorial Welt Books, y publicada aquí, alumbrando el número de aniversario. ¡Leamos, pues!

La profundidad de la superficie. Hofmannsthal libretista de ópera