Cuento Inédito

En ocasiones, los escritores jóvenes suelen destacar más por el ímpetu de sus obras, que por el oficio logrado en las mismas. La juventud proporciona un vigor único a la hora de escribir; no obstante, la mayoría de las veces, esta potencia creadora se desborda y no consigue ajustarse a la cadencia necesaria que caracteriza a las buenas narraciones. Con Irene Reyes-Noguerol sucede lo contrario. Con ritmo reposado, va tejiendo sus historias con seguridad. Las frases no son tremendistas, sino elegantes, lo que deja entrever un oficio narrativo que no se corresponde con su corta edad.

 Esta escritora sevillana nacida en 1997, ha empezado a despuntar dentro del circuito literario internacional, desde que su nombre fue incluido en la lista de los mejores narradores jóvenes en español por la revista británica ‘Granta’. Las lisonjas no significan nada si la calidad literaria está ausente. Los reflectores suelen ser momentáneos, y muchos de los autores que alguna vez se barajearon como grandes promesas jóvenes de la literatura, hoy han caído en el olvido. Sin embargo, el caso de Reyes-Noguerol se cuece aparte. Su prosa no decepciona, está llena de un lirismo natural que fluye armoniosamente con el músculo que acompaña a cada oración. Más importante aún, es que poco a poco, relato a relato, va construyendo un mundo propio, señal de una voz que se ha encontrado, afianzándose con madurez en los terrenos del lenguaje.

 La autora de Homero y otros dioses (Maclein y Parker, 2018) y de Caleidoscopios (Ediciones en Huida, 2016), comparte con los lectores de ‘Campos de Plumas’ un cuento inédito titulado «La pequeña Rata». En este texto, Reyes-Noguerol le da voz a Marie van Goethem, bailarina de la Ópera de París que, con tan sólo catorce años, fue inmortalizada por Degas en una escultura realizada en 1881. La vida de Marie, al igual que la del resto de “petit rat”, fue tormentosa, puesto que, a pesar de pertenecer a una de las instituciones de arte más importantes de la época, las niñas bailarinas se veían sometidas a la pobreza y a la prostitución. En este sentido, Irene se aleja de la recreación de los mitos clásicos que había explorado en Homero y otros dioses, para introducirse, quizá inconscientemente, en el relato social, pues si bien, la historia transcurre en el siglo XIX, su virtud literaria radica en la sutileza con la que la autora nos muestra las condiciones sociales de una época y las consecuencias que viven sus personajes.

Estamos muy contentos de contar en nuestro décimo número con la colaboración de Irene Reyes-Noguerol, joven escritora con madera y futuro. Esperamos que, como ya comienza a ser costumbre, los lectores de América encuentren en este espacio a una de las nuevas plumas de nuestra lengua que viene a refrescar el panorama literario con destellos de fuerza y belleza.

La pequeña rata