Lenguaje irrefutable (Poemas)

Damián Jerónimo Andreñuk

Arte: Isabella Lee

Lenguaje irrefutable

   Desde un acantilado neblinoso
                    me llama la locura.
   Me entumece los brazos
                    un aire polar
   cuando recuerdo mi muerte.

   No me importan esas burlas malintencionadas
   de alimañas inconscientes que se ríen.
   Sólo creo en el lenguaje irrefutable
                 de todas las pasiones.
   Las tempestades en mi pecho y en mi mente
   se equilibran con dos copas de buen vino.

   Sé que el fondo de mi ser es puro enigma.
   Soy un espíritu en un breve viaje humano.
   Ya no vivo en las tinieblas del temor
   ni estoy petrificado por mi lucidez
   ni camino el laberinto de la angustia
                  golpeando sus paredes.

   Siento el calor de la bondad
   como un conejo entre mis manos.


Abrazos y trompadas

   Mi único privilegio
   es que no encajo en el gentío.
   A nadie debo explicación
   de este dolor de mi sonrisa.

   Gula, bienes, caprichos.
   Se ha vuelto agria
   la manzana del deseo.
   Violencia y egoísmo y desconcierto
   dominan este mundo de mentiras.

   No me invade ningún odio
   con sus nubes tenebrosas.
   Solamente estoy exhausto
   de luchar contra lo que lastima.

   He caído bajo el hacha de mis propios temores.
   Una voz bella y femenina se me adentra en la conciencia.
   ¡Son tan voraces las hienas del resentimiento!
   ¡Son momentos tan hermosos cuando olvido mi nombre!

   Contra el engaño omnipresente de psicópatas.
   Contra los muchos vértigos de lo real.
   Contra la cueva con murciélagos desorientados
                    que hay muy dentro de mí mismo
   me acerco a las alturas de mi despertar
   dando abrazos y trompadas.


Pálpito feroz

   Estuve solo y atrapado
   en un tiempo que no existe.
   Voy a regirme por las estaciones.
   El calendario con sus cifras arbitrarias
                           ya no me paraliza.

   Tengo este pálpito feroz
   de que la vida continúa en otro sitio.

   No triunfará la muerte sobre lo eterno en mí.
   Quizá la muerte sea tan sólo un acrecentamiento.

                    *

   Mi único templo
   es un espacio de incurables.
   Vengo buscando desde mi adolescencia
   de frío en frío una luz que me libere

            (la salvación es por dentro)

Damián Jerónimo Andreñuk (City Bell, 1986). Poeta. Reside en Villa Elisa, Buenos Aires, Argentina. Ha publicado los libros Omisiones (2010), Portales al vacío (2011), Formas concretas (2013), Silencio de crisálidas (2015), Metástasis (2015), Vértigo insondable (2017), Música del polen (2021), Yamila (2021), Donde orinan los lobos (2021) y Dimensiones de lo breve (2022).