Mirza Mendoza

Tipeó toda la noche. El frio carcomió sus miembros; sin embargo, no frenó. Sus dedos entumecidos recorrían el teclado como un amante estrenando nuevo idilio.
Su encarnada historia nació de su esfuerzo y desvelo. Era madrugada cuando escuchó discusiones de sus vecinos y el aullido de los perros. Guardó el documento. Se sintió extasiado, conforme y sereno.
El título, solo le faltaba definir un título para su obra maestra. Releyó el texto cuando la llegada del amanecer anunció el inicio de un nuevo día. “Está bueno”, se dijo.
El divorcio no le había caído bien y procuró desatar su furia en las letras, en las palabras, en historias empalagosas de amoríos felices y cursis. Redactó también sobre su gran fracaso. Se esforzó en escribir algo notable. Buscó en el diccionario la inspiración. Fue desde joven un perdedor, pero esta vez haría, por fin, algo bien. Abrió las cortinas. Encendió un cigarro.
La luz llenó toda la habitación. Se hacía tarde, tenía una cita. Prendió la impresora y vio cómo los papeles impresos llenaron la bandeja. Los engrapó, y los puso sobre su cama bien tendida. “Ahí lo encontrarían con facilidad”, pensó, sonriendo con esa mueca horrorosa que mostraba sus chuecos dientes. Miró la gruesa viga del techo y complacido ató la cuerda que sería la asistente de su suicidio. La silla lo esperaba bajo sus pies. El nudo aprendido en un tutorial de YouTube se veía formidable. Colocó la soga anudada en su cabeza y respiró profundo. Ya no sentiría dolor. Empezó a balancearse mientras recordó los tristes pasajes de su niñez. Los golpes que recibió, el hambre que lo acompañó por las noches sin sueño ni sueños. Cuando decidió tirar con el pie la silla recordó que no le había puesto título a su texto. A esas alturas la cuerda tensa empezó su labor junto a la silla caída.
Primer final
“Soy y siempre seré un fracasado”, pensó mientras sentía que la presión en su cuello lo dejaba sin vida. “Por lo menos pude matarme luego de tantos intentos”, sentenció. “Llegaré a tiempo a mi cita con la muerte”.
Segundo final
O eso creyó.
En aquellos segundos entre la agonía y sus cavilaciones sobre el título de su magnífica obra, la que imaginó sería un éxito luego de su muerte, su exesposa, acompañada de su novio, lograron con mucho esfuerzo sostenerlo en el aire y reanimarlo después. Lo llevaron al hospital logrando salvar su despreciable vida.
Apenas recuperado, regresó a casa y encontró sus hojas sobre la cama: intactas. Las revisó varias veces, y aun así no se le ocurrió un buen título para ponerle a su larga nota de suicidio.

Mirza Mendoza (Lima, 1985). Cuentista. Autora del libro Tenebrismo (Editorial Sexta Fórmula, 2021) y compiladora de la antología latinoamericana: Error 404: Vínculo no encontrado (Editorial Libre e Independiente, 2021). Es miembro del consejo editorial de la Revista de Literatura Fantástica “El Axioma” Ciencia ficción, fantasía y terror. Su relato en verso «Homo androidecus» ha sido publicado en la Revista Teoría Ómicron, de Ecuador.