Rodrigo Arriagada-Zubieta

Antiguos molinos de viento
Señores, vámonos poco a poco
pues ya en los nidos de antaño
no hay pájaros hogaño.
Yo fui loco y ya soy cuerdo:
fui Don Quijote de la Mancha,
y soy ágora, como he dicho,
Alonso Quijano el Buen
Miguel de Cervantes.
Antiguos molinos de viento
ni gigantes ni desaforados
palos secos en un paisaje
de gallos carnívoros y niños sin tránsito.
Eviten que yo sonría
con el sonido de neumáticos resbaladizos
y gire la vista hacia los intercalados anuncios
que ofrecen una estúpida felicidad.
Y así nos dejamos engañar
por la bella estación que se avecina
como si nos alejáramos sigilosamente del desastre.
Déjenme despreciar el polen y el grano,
la primavera sólo ofrece nalgas
y senos de muchachas en flor
como si fuera una hazaña enteramente nueva.
Antiguos molinos de viento
ni librescos ni dignos de felice recordación.
Yo quisiera imaginarme más allá de todo bosque
mirando el rio Tajo
como si de él aguardara amor y aventura.
No poseo la juventud de Rimbaud
pero aún tengo al mundo por rival
y donde todo parece ordenado:
árboles, flores, burgueses jadeantes
que ahogan los calores,
bien pudiera seguirlos a sus hogares,
revolver en su cocaína como una chica coqueta
sopla un beso con manos delicadas,
seducir a sus mujeres asfixiantes de noches sin sexo
y arrojarlos al insomnio con los ojos
solitarios de monstruos.
Antiguos molinos de viento
no hay quijotes ni doncellas.
Reconozco tras las máscaras
que estos majos y majas son los mismos
que estaban en los campos de Castilla,
en el camino de Kerouac,
y en Cibeles quemando combustible
al traqueteo de la rueda.
Apenas pedazos de hombres
pintados por Goya desde siempre
en cualquier paisaje donde uno más grande
somete a otro en nombre de la libertad
hablando del ganado y de cosas
que cuestan la vida a la imaginación.
Ellos sólo han cambiado de trajes
exaltan la belleza de las máquinas,
se narcotizan en bursátiles pantallas
y pretenden hacernos olvidar
que el martirio más terrible
debe seguir su curso
como en un puente de Eliot
o en algún sitio sucio donde los perros
continúan su vida de perros
y la prostituta se vuelve a restregar el culo
frente a un lavabo.
Antiguos molinos de viento
no los quisiera recordar
como un simple montón de palos
desplomándose en el cielo.
No permitan que las tabernas luzcan
como el único frontispicio de las maravillas
ahí donde nadie teme a la muerte
y el corazón se enfría inadvertido
ante un alto coro de vasos.
Levántense y den batalla.
Nuestras pinturas
tienen menos piezas de artillería,
bayonetas y monstruos rugientes
pero más ciudadanos inválidos.
Antiguos molinos de viento
denmeuna imagen que disputar
con certeza alucinante a los sonámbulos.
En el peor de los casos se dirá
que he muerto de locura
y seré alguien, al fin.
Monja de Toledo
Impenetrable ciudad
luz fría derramada
sobre los huesos de un cadáver
en una catedral vacía.
Invisibles atrios clausurados
por la paz eléctrica
bajo un intermitente cortejo
de nubes pálidas
que induce a la inmovilidad.
En el mundo
los trabajos y los días
tuvieron su final
y yo soy el necio parásito
de un planeta oscuro
pero alguien todavía cree sacrificarse por mí.
Una monja que revolotea
como una débil esperma herida por el fuego
curiosa libélula con las alas pegadas al cuerpo
en el jardín de todas las tardanzas
se niega a volar a las torres de la Abadía
y gira en sí misma incapaz de huir.
Hermosa bailarina pintada por Degas
Resplandeciente
tapado el rostro
creciendo en delicadeza
grácil en las sombras
inmutable como un mar de muertos.
Sólo los niños se transforman
en lo que ellos quieren en este lugar.
Alguien me puso estas drogas interesantes.
Estoy pensando rápido
como si tuviera un hueco sobre el cerebro.
Voy a tomar la forma de un poeta o de un fraile.
Desde los dientes y la lengua
rasguñaré las piedras mejor que los piadosos.
Seré un dios seductor
que brota para aumentar la sed.
Me extenderé hasta infectar el dolor
en las encías de los demás
despedazando todo
reduciéndolo a nada
y las santas trashumantes que odian la tierra
se me acercarán como a una estrella
para morir hace un millón de años
igual que yo.
Omnia sol temperat
Omnia sol temperatpurus et subtilis,
novo mundo reseratfacies Aprilis,
ad amorem properatanimus
heriliset iocundis imperatdeus puerilis.
Cánticos de Beuern
Veo la radiante cara del sol
conducir hacia la luz el baile de la juventud,
reanudar las flautas, ignorar la cicatriz del cielo
ahí, en su ardor, derretir un invierno
en el campo abierto de amores congelados
donde ellos buscan a sus niñas
con sus ardientes manos oliendo a hierba.
Y veo a esos muchachos desafiar
el curso natural de la estación,
destrozando el carozo del fruto inmaduro
con apuro de tedio semanal,
tocando senos y nalgas
con imprecisión inobservada,
incordiando ritmos con la voz del corazón
mudo de nervios
ahí, a plena luz, musculosos bufones sin versos
ni obsequiosos gorriones
delicias de la doncella, Catulo,
afásicos que no han visto aún el horizonte
gimen la palabra hembra,
hurgan entrepiernas en la flor de su escarcha.
Es el grito del animal
como una campana que anuncia la desgracia
en el vientre de la mujer
colmado de primavera.
Sabemos que de estos hombres no surgirá nada.
Quizás pétalos demasiado cansados
por el aire lisiado de sueño
o por la transformación de las semillas
en el exorcismo de la muerte,
un feto que bracea de espaldas
ahogado en un océano negro
espeso de cormoranes y sal.
A Bolaño
No he perdido
lo que podría llamarse un país, Roberto
Tampoco he ganado un sueño
Es solo una pesadilla dentro de otra pesadilla
que no vive en lo que tú dirías un espíritu
más bien es un bosque lleno de veneno
silvestre de hormigas
que puebla de árboles las galerías de los sesos
Y a veces esa pesadilla se viste de Ninfa y me dice
Zubieta, la hermosura es el hombre de Vitrubio
la impudicia del Nacimiento de Venus
de céfiros lascivos empujada hasta la orilla
— Simonetta Vespucci —
dedos de algodón sobre senos pequeños y torneados
firmes como puentes de París
catedrales de Reims o de Toledo
Recoge tus hábitos y ve a verlos
Y yo pienso
Europa es una monja calenturienta
que muere de vieja en la revolución de los museos
eyaculaciones de la bendita esterilidad
en vientre de nadie
donde crecen naranjas ácidas
diminutas espermas en un suelo pompeyano
Yo mismo vi lo que el hombre antiguo de seguro vio
estatuas a punto de perder los sostenes
originales de Eugene Delacroix — 1830—
en VHS y clubes de ventanas sudorosas
telas oscurecidas por la mirada oblicua
de las masas excitadas
Pero la sangre es una deuda pendiente
y esta primavera se decretaron
leyes antimasturbatorias
en todos los peep-shows del poder
Por eso llega la noche
y en la pesadilla digo creer que sueño
o sueño creer que digo
La belleza es un cielo de vidrios
glaseado de animales muertos
que se pudren infectos en todos los altares
La belleza es una puerta de Kubrick
destrabando represas de las venas de los enfermos
en salones de charcos psiquiátricos
No he perdido un país
pero he ganado toda su violencia
Y a veces veo lo que el hombre creyó ver
Torsos desnudos que flamean al viento
como una estación llena de mujeres semipájaros
Y la belleza no es más que eso, Roberto
Tetas caídas libres de los ojos de la cacería
Cribando todas las plagas
Menstruando todos los falos.

Rodrigo Arriagada-Zubieta (Viña del mar, Chile, 1982). Poeta, traductor y crítico literario. Escribe de manera regular en la Revista y Editorial Buenos Aires Poetry donde es, además, Director de la colección internacional de poesía Pippa Passes. Sus poemas han sido traducidos al italiano, al inglés, al francés y al bengalí, publicados en medios de Chile, Austria, Argentina, Bangladesh, Venezuela, Colombia, Perú, México, Estados Unidos, Italia, Francia y España. Como poeta ha publicado los libros Extrañeza (2017), Hotel Sitges (2018), Zubieta (2020) y El Greco (2021), todos por Editorial Buenos Aires Poetry. Su trabajo ha sido antologado en su propio país por la Editorial Santiago Inédito, bajo el título Una Temporada en la cabeza (2020). En traducción publicó Cutty Sark (Poesía escogida), de Hart Crane (2020) y Thirties Poets (2021). Actualmente finaliza sus estudios doctorales en letras hispánicas en la Universidad Complutense de Madrid. Reside en Alicante, España.