Yuli Cruz Lezcano

Dicen que en el laboratorio de Wuhan
se cultivan extrañísimos microbios,
venenos biológicos,
alexitarias desconocidas,
virus de epidemias muy antiguas,
de pestes florecidas,
fermentaciones de especies putrefactivas,
bulbos teratológicos de tiniebras siniestras,
con ejecuciones bien en vista.
Dicen que en el laboratorio de Wuhan
germinan virus de maldad imprevista,
de bajezas y miseria presente.
Dicen que la senda gibosa
que hinca la mente
es un agujero negro que arrastra
avideces, histerismos, perversiones,
estropeos arlequinados
de la naturaleza humana,
brutalmente penetrada
en un charco
de conciencias palurdas que anuncian
un nuevo modo de vivir el mundo.
Vida chata sin estatua de protesta,
sin pensamiento profundo,
vida de sueños abortados,
de verguenza reprimidas,
donde se añora el pasado.
Dicen que en el laboratorio de Wuhan
se mata el alba
y se reparten sombras
sobre todas las cosas,
contaminación, aire estancado
sin una brecha de claridad
hacen ruidos extraños,
escriben libros que no revelan
la apéndice repugnante,
hablan de todo sin saber nada,
la lengua es un arma afilada
que no habla
del camino colonial del capitalismo,
donde el hombre y el polvo
valen lo mismo que una playa
con sus montones de basura, pudriéndose
en la fúnebre arena que castiga,
como un relámpago que fulmina una espiga.

Yuli Cruz Lezcano (Cuba, 1973). Poeta. Ha obtenido reconocimientos a nivel internacional. Parte de su obra se ha publicado en antologías nacionales e internacionales. Participó, en dos ocasiones, en el Festival Internacional de la Poesía de Tozer en Tunisia. Ha publicado 16 libros de poesía, de los que destacan: Demamah: il signore del deserto – Demamah: el señor del desierto (2019), Inventario delle cose perdute (2018) y Tristano e Isotta. La storia si ripete (2018). Su Página web es http://www.yuleisycruz.com/chi-sono/.