Boleto abandonado antes de no partir (Poemas)

Giorgio Caproni

Arte: Edith García 

Boleto abandonado antes de no partir

En caso que no volviera,

sepan que nunca

me fui.

Mi viajar

fue todo un permanecer aquí, donde no estuve nunca.

***

Biglietto lasciato prima di non andar via

Se non dovessi tornare,
sappiate che non sono mai
partito.
Il mio viaggiare
È stato tutto un restare
qua, dove non fui mai


Hojas

Cuántos se han ido.

Cuántos.

Qué queda.

Ni siquiera

el soplo.

Ni siquiera

el rasguño de rencor o la mordida

de la presencia.

Todos

se han ido sin

dejar rastro.

Como

no deja rastro el viento

sobre el mármol donde pasa.

Como

no deja huella la sombra

sobre la acera.

Todos

desaparecidos en una polvareda

confusa de ojos.

Un murmullo

de voces afónicas casi

hojas respirando

tras los cristales.

Hojas

que solo el corazón ve y en las que la mente no cree.

***

Foglie

Quanti se ne sono andati…

Quanti.

Che cosa resta.

Nemmeno

il soffio.

Nemmeno

il graffio di rancore o il morso

della presenza.

Tutti

se ne sono andati senza

lasciare traccia.

Come

non lascia traccia il vento

sul marmo dove passa.

Come

non lascia orma l’ombra

sul marciapiede.

Tutti

scomparsi in un polverio

confuso d’occhi.

Un brusio

di voci afone, quasi

di foglie controfiato

dietro i vetri.

Foglie

che solo il cuore vede e cui la mente non crede.


Generalizando

Todos recibimos un regalo.

Luego, ya no recordamos

ni de quién ni qué es.

De él sólo conservamos

–punzante y sin condonación – la espina de la nostalgia.

***

Generalizzando

Tutti riceviamo un dono.

Poi, non ricordiamo più

né da chi né che sia.

Soltanto ne conserviamo

– pungente e senza condono –

la spina della nostalgia.


Por qué quedarse

Quién fue el primero, no

es seguro. Lo siguió un segundo. Un tercero.

Luego, uno tras otro, todos tomaron el mismo camino.

Ahora no queda nadie.

Mi

casa es la única

habitada.

Soy viejo

¿Qué me quedo a hacer,

aquí, donde dentro de poco quizá

ya no estaré siquiera yo

para hacerme compañía?

Mejor – lo sé – es que esté atento

antes que me vaya también yo.

Aun así, no me decido. Me quedo.

Me ata la hierba. El bosque.

El río. Aunque el río es apenas

un murmullo y un fresco

tras las hojas.

En la tarde

me siento sobre esta piedra, y espero.

Espero no sé qué, mas espero.

El sueño. La muerte diría, si no fuera que

desde hace tiempo – también ella se fue ya

de estos sitios.

Espero

y escucho.

(El agua,

¿desde hace cuántos millones de años, el agua,

tiene este mismo sonido suyo

sobre sus piedras?)

Me siento

perdido en el tiempo.

Fuera

del tiempo, quizá.

Pero estoy

conmigo mismo. No quiero

dejarme a mí mismo salir

de mí mismo como,

de bajo tierra

el grillotopo en busca

de otra oscuridad.

El trébol

de la ciudad es demasiado

denso. Yo ya estoy ciego.

Pero aquí veo. Hablo.

Aquí dialogo. Yo

aquí me respondo y tengo a mi

interlocutor. No quiero

emparedarlo en el silencio sordo

de un estruendo sin sombra

de alma. De palabras ya sin alma.

***

Perchè restare

Chi sia stato il primo, non

è certo. Lo seguì un secondo. Un terzo.

Poi, uno dopo l’altro, tutti han preso la stessa via.

Ora non c’è più nessuno.

La mia

casa è la sola

abitata.

Son vecchio

Che cosa mi trattengo a fare,

quassù, dove tra breve forse

nemmeno ci sarò più io

a farmi compagnia?

Meglio – lo so – è ch’io bada

prima che me ne vada anch’io.

Eppure, non mi risolvo. Resto.

Mi lega l’erba. Il bosco.

Il fiume. Anche se il fiume è appena

un rumore ed un fresco

dietro le foglie.

La sera

siedo su questo sasso, e aspetto.

Aspetto non so che cosa, ma aspetto.

Il sonno. La morte direi, se anch’essa

da un pezzo – già non se ne fosse andata

da questi luoghi.

Aspetto

e ascolto.

(L’acqua,

da quanti milioni d’anni, l’acqua,

ha questo suo stesso suono

sulle sue pietre?)

Mi sento

perso nel tempo.

Fuori

del tempo, forse.

Ma sono

con me stesso. Non voglio

lasciare me stesso uscire

da me stesso come,

dal sotterraneo

il grillotalpa in cerca

d’altro buio.

Il trifoglio

della città è troppo

fitto. Io son già cieco.

Ma qui vedo. Parlo.

Qui dialogo. Io

qui mi rispondo e ho il mio

interlocutore. Non voglio

murarlo nel silenzio sordo

d’un frastuono senz’ombra

d’anima. Di parole senza più anima.

[1] Giorgio Caproni en Cesare Segre e Carlo Ossola (Eds.), Antologia della poesia italiano. Novecento, vol. I, Torino, Einaudi, p. 619.

[2]Cesare Segre e Carlo Ossola (Eds.), Antologia della poesia italiano. Novecento, op.cit., p.620.

Giorgio Caproni (Livorno, 1912 – Roma, 1990) Giorgio Caproni es reconocido entre los poetas italianos más sobresalientes del siglo XX, en su obra privilegió los aspectos fónicos y formales, buscaba un estilo que le brindara a la palabra, como él mismo diría, “una serie casi infinita de significados armónicos”.[1] A su debut literario, Come un’allegoria (1959), le seguirán, entre otras, Ballo a Fontanigorda (1938), Finzioni (1941), Cronistoria (1943), Seme del piangere (1959), Congedo del viaggiatore cerimonioso e altre prosopopee (1965), Il muro della terra (1975), Il conte di Kevenhüller (1986) y Res Amissa, que será pulicada póstuma en 1991. Ya desde sus primeras obras, Caproni afrontará los temas que serán recurrentes y característicos de su poesía: “la madre, la ciudad, el viaje, la búsqueda metafísica desprovista de ilusiones o certezas”.[2]


Montserrat Mira (Ciudad de México, 1987). Maestra en traducción por El Colegio de México, y licenciada en Lengua y Literaturas Modernas (departamento de Letras Italianas), por la UNAM. Ha participado en diversos congresos dedicados a la italianística de ambas instituciones. Entre sus diversas traducciones se hallan el poemario La transfiguración de los animales en Bestias (Transeuropa, Massa, 2011) de Alessandro Raveggi, y colaboraciones en la de Ni una más. Cuarenta escritores contra el feminicidio (Universidad Iberoamericana, León, 2017) coordinado por Clara Ferri y Fabrizio Lorusso, y la de la novela El embrollo (Garabatos, 2018), de Antonio De Petro, con Víctor García.