El renacimiento de Leda (Poemas)

Yordan Arroyo

Arte: izart

El renacimiento de Leda

¿Acaso es cierto que te rendiste ante el brutal hijo del aire?          
¿Acaso es cierto que conociste al poder y el saber  
por medio del cisne?
¿O lo conociste violada en las linfas sonoras?

¿Pudiste contarle tu dolor a Hera     
o Hera logró contarte su dolor,         
el de Europa, Dánae, Alcmena         
y el dolor de las hojas de los árboles            
que se secan en verano sin poder hablar?

¿Por qué se apareció Pan en tu camino?      
¿Acaso Pan es hoy el demonio mismo?       
¿O el demonio mismo es el pan del silencio?          
¿A quién se le pregunto?       
¿A ti o al dolor de la luna?    
Porque al menos nosotros     
ya no queremos escuchar óperas      
para que el cisne reviva,        
lo queremos muerto   
como murieron nuestras ganas de creer                   
en la mentira de un cielo para unos  
y un infierno para otros.

Que no sufra más Leda         
que no sufra más Clitemnestra         
que no sufra más Helena       
y que no sufra más el mundo            
por cisnes bellos        
que matan, violan y envenenan        
con alas teñidas de blanco,    
blanco como el color de la paz         
y de la virginidad      
que tantas guerras han parido.

William Buttler Yeats           
Richard Wagner        
Rubén Darío,
ya no les creeré más,             
de ahora en adelante  
decido creerle a Leda García Pérez.


Accidente

Una
            a
                           una
cuento las sombras    
del vientre de lo innombrable.

Una    

            a         
                         una    
                         cuento las hormigas
de una tierra   
que besó al barro.

Una    
             a        
                          una
y         
             otra   
                         a        
                                       otra
cuento la arquitectura            
de estas palabras        
nacidas en San Ramón          
y sepultadas en el pico de los pájaros           
que hoy se comen el tránsito
de las calles donde murió el hambre.


La tierra del labriego

Mi abuela me contaba que antes,
en tiempos de oro, no mataban mujeres.

Vivir en un suelo que no conoce el ruido de los tanques,
bajo un cielo que no sabe qué es un misil,
con unas montañas que bajan para darnos de comer

dicen los versos de José María Zonta,
pero yo me siento en la tierra
que aprendió a hablar del silencio
o el silencio aprendió a hablar de ella
para darnos a beber cervezas “pura vida”.

Despierto con el sol en mi frente
duermo con la luna en mi garganta
respiro la blancura de mi pecho
y me ahogo con el aire de esta Suiza.

Vivo en Costa Pobre
o Costa Pobre vive de mí
dispuesta a llenar de mitos
la canasta básica de los indígenas
los impuestos de los labriegos
y el pago del seguro de los sencillos

que murieron de COVID-19
sin salir de sus casas.

Visitas al parque

Si me miran lejos, distante,
no sientan miedo:
me alejé de la ciudad
para estar más cerca
del canto de las cigarras.

Ya no me verán llorando
ni me verán hablando
con las hormigas que sudan
los silencios de un obrero.

Ahora, yo seré la cigarra
y el cigarro será la cicatriz
que me fumaré
en el parque
donde se curan las almas.

Yordan Arroyo Carvajal (Costa Rica, 1995). Docente universitario e investigador académico. Presidente Nacional y Director Literario de la Unión Hispano mundial de Escritores en Costa Rica, mismo país donde es Coordinador Nacional de la Red Némesis. Ha aparecido en distintas antologías internacionales y nacionales. Además, ha sido compilador en distintas antologías nacionales e internacionales. Sus trabajos literarios y académicos aparecen publicados en distintas revistas y periódicos.