Jonathan R. González
¡Otro pan de mierda! —dijo, mientras mamá, con la mirada cansada, volvía a recoger el resto de la pieza del suelo. Esta vez, lo arrojó a la basura.
La abuela nunca fue una mujer educada. Era grosera al hablar, nos maldecía constantemente y comprendimos que no cambiaría nunca. Volveríamos a hacer pan el día siguiente y repetimos las acciones anteriores. Pero esta vez, la abuela nos observó de cerca durante todo el proceso. Estaba tranquila y serena. Su rostro hacía notar que estaba en calma consigo misma y una leve sonrisa era la prueba de ello. Comprendimos que el problema de conducta de la abuela no se debía a una intrínseca necesidad de estar acompañada, sino lo contrario: se sentía sola. Juan y yo la hicimos parte del proceso y, después de muchos años, disfrutamos de su compañía, en especial del silencio que vino después.
El almuerzo estaba listo. Juan y yo aguardamos a que mamá terminara de servir. Sólo faltaba una cosa.
—Te amo, hija —dijo la voz desde el fondo del horno.
Un olor a pan recién horneado invadió la casa, mientras nos preparábamos para comer.
Jonathan R. González (Venezuela, 1991). Licenciado en Literatura, fotógrafo Aficionado y administrador del blog Fragmentadiario de Fotografía – Esquina de la Cueva. Ha participado y colaborado en varias antologías nacionales y medios impresos del país y, actualmente, es Jefe de Redacción de la Revista Literaria Awen.
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