Daniel Castro Sánchez

Qué mal hecho está dios
por dios
Es demasiado malo para ser verdad
Lo digo yo, un pagano
un demente que asegura hay un muro
interponiéndose entre él | y la felicidad
Es cierto, el muro existe
Mas pegando el oído lo suficiente
puedo escuchar las risas y casi sentirlas
Es una imagen bañada en ámbar /
cálida y acogedora niebla ámbar
Extiendo la mano e intento palpar algo,
lo que sea de entre todo lo impalpable
Acaso la dicha o la caramelizada niebla envolviendo
a las risas que se desarrollan en la habitación vecina
Ay pero mi mano se da de bruces contra el concreto
Se parte la boca con el cemento
/ e insiste de nuevo:
El nudillo da tres golpecitos
como si el muro fuese una puerta y no una barrera
Toc, toc, toc / Repito mi terco abretesésamo
proponiendo un juego a distancia con los risueños
esperando me respondan y así participar de su contento
Pero no
las risas se esfuman / mis toquidos las ahuyentaron
como cuando de niño quise jugar con las palomas, corrí hacia ellas
pero alzaron vuelo porque no me requerían
Así / cuando me acerco / todo se levanta
Así
a la felicidad
para sonreír
no le hago falta
Y sin embargo recomienzo
mi caza de felicidad
Con escombros reconstruyo
mi casa derrumbada / aunque sé que el vacío
es realmente mi obra maestra
Buscar la felicidad es buscar una paja
dentro de un agujar
Para nunca hallarla / y en cambio
salir siempre con las manos espinadas
con espinas de nada
con la nada clavada
atravesada
Buscar la suavidad de la paja
en medio de un monte de acero
Así de patética es mi esperanza humana
así de infundada / Carajo ¿por qué habría
una paja dentro de un agujar?
Por piedad
Por indemnización
Por justicia
pero la justicia
la única justicia es un tesoro
que se encuentra bajo tierra, a ras del suelo
La justicia es un banquete
que debe convidarse con los gusanos
Mi vida se hizo insípida
para que los demás se divirtiesen
Se hizo / ¿Quién la hizo?
Dios es demasiado malo para ser verdad
Mas si no él ¿entonces quién?
Llevo veintinueve años preguntando
y la S del silencio se aloja en mis entrañas
cual envenenado anzuelo
¿Quién es el adicto gozando detrás
de esta sobredosis de dolor y pena?
Dios es demasiado malo para ser verdad
Demasiado viejo para seguir jodiendo
No es que tengamos miedo y estemos solos
Tenemos miedo porque estamos solos / todos
los que padecemos la peste del cuerpo
Almas en pena y en vergüenza por ser pellejos
La realidad intenta imponérsenos
y quienes agachan la cabeza son decapitados
ante una audiencia que bosteza viendo
un masivo degollamiento de cadáveres
¿Qué de escandaloso tiene
el suicidio de un condenado a muerte?
¿Qué provecho tiene un cuerpo
siendo sólo un ataúd del alma?
Cierta noche a las 21:10 amanecí muerto
con la máscara de la vida en la cara
Un dieciséis de agosto me formé en la fila
de regreso hacia la muerte
Soy quien vino sin ser invitado
El que nunca debió haber venido
Convertí en agua el vino de la fiesta
Inspiro sólo carcajadas o silencios
Ridiculez o vacío
Mis amaneceres nunca supieron a celebración
sino a luto
¿A qué hora se supone debía llegar el alba?
¿A qué edad ocurrirá mi nacimiento?
La llave a la felicidad resbaló de mi bolsillo
sin que yo me diera cuenta
Ahora cae en un pozo interminable hacia el fondo del pasado / que termina
donde yo comienzo
La llave de mi felicidad fue devorada
por un pozo donde ya no quepo / me creció demasiado futuro en los huesos
Extravié las llaves de todo
Lo perdí absolutamente todo
y sólo encuentro asiento en mis poemas horrendos
Tengo una aspiradora en las palabras
Al escupirlas se tragan todo lo de afuera
Lo del afuera que no existe más que aquí adentro
Pero no estoy deprimido, no estoy
Simplemente no estoy
/ aunque sea
Aunque no pude oponerme al tic de la vida
ante cuyo imperio nadie logra resistirse
Pero yo por lo menos intento reírme
con todas mis fuerzas
con toda mi alma enroscada en el pescuezo
En realidad el alma
es un nudo en la garganta
En realidad la realidad
es más mentirosa que el espejo o la palabra
¿Crees todavía que existe la realidad?
Carajo Danielito
me haces sentir frente a un niño
ún crédulo de Santa Claus
o de Dios /
que como la realidad
es demasiado cruento para ser verdad
Tras ver una y otra vez
a la misma peste mierda muerte circulando en aspas idénticas
sólo puedo creerme pieza de un rehilete negro
A falta de realidad, en esto creo
y a ello me atengo
firme
de pie frente a algo que no distingo
si se trata de un espejo o de un acantilado
Me detengo / parece que dudo, que me arrepiento
Pero no
simplemente por primera vez rezo:
Ojalá haya muerte después de esta vida
Lastima que a algunos
la vida
no nos dure toda la vida

Daniel Castro Sánchez (Ciudad de México, 1990). Poeta y escritor. Publicó su primer libro titulado, Libro Albedrío (Universo de Letras, 2019) y posteriormente ha colaborado con el colectivo poético Elefante Blanco y la Editorial Elementum desde 2020.