Didiana Sedano

Es seguro que, para muchos que ahora leen, el nombre Refugio Barragán de Toscano les sea ajeno y poco interesante, porque el de Refugio no es un nombre actual y, además, nos puede confundir su género. ¿Es portador o portadora quien lo lleva? Para comenzar, he de decir que es escritora y ya hace más de cien años de su muerte.
Era 1843 cuando en Tonila, Jalisco, Refugio vio la primera luz, el 27 de febrero, justo cuando la órbita de «el gran cometa» estuvo más cerca del Sol, tan cerca, que dicho cometa se podía observar en pleno día. Fue tan espectacular este fenómeno que, hasta 1996, «el gran cometa» tuvo la cola más larga conocida. Quizá esta era la forma en que el universo celebraba el nacimiento de una mujer excepcional.
Aunque las circunstancias económicas, propias de aquella época, no le permitieron a la niña Refugio asistir a la escuela y recibir la instrucción primaria, don Antonio, su padre, se encargó de enseñarle a leer y escribir. A la par de ir aprendiendo la belleza de las palabras y el poder de estas, empezó a manifestar sus dotes literarias. De esos días, cuando apenas contaba catorce años, se conserva un pequeño poema que escribió para despedirse de los Reyes, Michoacán, la tierra que arropó su niñez y parte de su adolescencia. La familia Barragán de Toscano se destacó durante muchos años por ser trashumante; desde que la niña Refugio nació, fueron y vinieron a diferentes lugares de Jalisco, Colima y Michoacán en busca de estabilidad laboral y, desde luego, económica.
A pesar de que Refugio no pudo asistir a la primaria, sí pudo ingresar a la Escuela Normal Para Señoritas en Colima, donde obtuvo el título de preceptora y donde también su afición literaria empezó a tomar forma de manera más sería. Se casó y tuvo dos hijos, de los cuales se ha desprendido un linaje de hombres y mujeres que han marcado el quehacer cultural en México.
Sobra dar contexto sobre la situación del país y de las mujeres a mediados del siglo XIX. Baste recordar que las mujeres pudieron votar hasta mediados del siglo XX, así que en el siglo decimonono prácticamente cualquier cosa hecha por las mujeres, que no fuera cocinar y tejer, debía tener la venia de un hombre, el papá, el hermano o el marido. En el caso de Refugio no fue expresamente así, aunque sí es destacable que, hasta después de quedar viuda, en 1879, fue cuando el esplendor de su pluma se manifestó a sus anchas.
Si bien Refugio siempre tuvo el apoyo de su padre, el trabajo y los logros son absolutamente de ella. Desde luego que en aquellos años había muchísimas mujeres escribiendo, sorteando los devenires sociales, luchando por ser escuchadas, tomadas en cuenta y en serio, pero Refugio logró colocarse en las páginas de la historia al ser la primera mujer en publicar novela en México (aunque seguramente hubo otras que escribieron y no pudieron, o no quisieron, exponer lo hecho a la luz pública).
Era 1884 y en una imprenta de Zapotlán el Grande, Jalisco, se germinó Premio del bien y castigo del mal. Para 1887 publicó la novela que la ha mantenido vigente aun después de cien años de su muerte: La hija del bandido. Luego, entre 1888 y 1889, fundó, editó y distribuyó la revista La Palmera del Valle, por lo cual también se le reconoce como una de las primeras empresarias culturales.
El lapso comprendido entre 1880 y 1900 fue el momento de mayor producción de Refugio. Justo cuando el siglo comenzó a extinguirse, también la pluma y la tinta de esta escritora fueron tomando una pausa, lo que coincidió con el inicio de la carrera de su hijo Salvador, que fundó su empresa cinematográfica. Las evidencias indican que ella se volcó de lleno a apoyar a su hijo mayor echando a andar y administrar salas de proyección.
No obstante, sus últimos logros tuvieron que ver con las estrellas; su nacimiento estuvo marcado por ellas, así que no es extraño que sus últimos años estuvieran vinculados también a estas mismas. Desde que se fundó la Sociedad Astronómica de México, en 1902, Barragán de Toscano estuvo estrechamente ligada a las actividades que allí se realizaban; departió con personalidades del mundo tanto astronómico como literario de la época, y de tales actividades quedó registro en diferentes publicaciones: El diario del hogar, La patria, El tiempo, El popular y El correo español, entre otros.
Los últimos años
El 16 de abril de 1902 fue comisionada, junto a Severo Díaz y Luis G. León, para observar la lluvia de Lyridas de la temporada. Esta fue una de las actividades con que la Sociedad se inauguraba. Cabe mencionar que el lugar para las reuniones de la Sociedad era la Escuela Normal Para Profesoras, donde laboraba Refugio Barragán, lo cual, aunado a su naturaleza inquieta, dio respuesta a la posible interrogante de cómo una escritora, profesora de párvulos y madre del pionero del cine en México, acogió otra actividad también liderada por hombres.
En agosto de 1903 se anunció la intervención de Refugio Barragán con un poema leído por Eugenia Alcocer, dinámica que se repitió en varias ocasiones bajo el nombre de “Poesía compuesta por la Sra. Doña Refugio Barragán de Toscano, y recitada por la señorita Eugenia Alcocer”. En enero de 1904, en el diario La patria, aparecía una nota sobre la Sociedad Astronómica donde se hacía “una mención honorifica a la señora Refugio Barragán de Toscano, por su infatigable laboriosidad en llevar a cabo diariamente observaciones meteorológicas sin (sic.) Atlixco y por sus constantes observaciones de estrellas fugaces.” El mismo año, en diciembre, otra nota, esta vez de La voz de México, decía: “Se otorgaron varios diplomas: uno al Señor Hauet, otro a la Señora Refugio Barragán, que vino expresamente de Atlixco; uno al Señor ingeniero R Toscano y Barragán residente también de Atlixco, y otro al Señor Amado Nervo”.
En noviembre de 1905, mismo año en que se descubrían los satélites VI y VII de Júpiter, El diario del hogar anunciaba que se otorgaba diploma “a la señora Refugio Barragán de Toscano, por sus observaciones meteorológicas practicadas [también] en Atlixco, Puebla…” Después de este año el nombre de Barragán de Toscano comienza a diluirse de las actividades de la S.A, posiblemente por cuestiones de la edad (contaba con 62 años). El ir y venir de Atlixco a la Ciudad de México ya no era tan fácil como años atrás, además de que el movimiento armado, que hoy conocemos como Revolución Mexicana, estaba al filo del agua y las reuniones sociales no eran lo más recomendable.
A pesar de que todo lo logrado por Refugio Barragán de Toscano está allí registrado, su nombre sigue alejado del canon literario mexicano, pues el centralismo cultural sigue dominando y marcando la pauta. Posiblemente su condición de mujer no capitalina, sin parientes ricos ni políticos han jugado en su contra. Sólo cabe esperar a que el tiempo y la suma de esfuerzo y trabajo de los diferentes investigadores e investigadoras rinda resultados tajantes y contundentes.

Didiana Sedano Sevilla. Es licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara, en el Centro Universitario del Sur. Colaboradora en Radio Universidad de Guadalajara, en Zapotlán el Grande, desde el 2008, fue becaria en el programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA), en 2016, con un proyecto vinculado a la obra de Refugio Barragán de Toscano. A raíz de esto, ha tenido diversas participaciones en coloquios realizados en varios estados de México con temas relacionados a esta escritora.