Center (Poemas)

Andrea Cote

Arte: Irene Barajas

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A las cuatro y cuarto
entre los viajantes de Chinatown
le digo:
yo sobreviví al terremoto y al agua.
Soy 1979 partiéndose en dos
y lo que usted piensa ahora mismo,
también lo soy.
Soy una muchacha suave
–soy china–
como esa que usted cree
se vería mejor callada
y despeinada
en otra parte
y no aquí,
que se vería muy bien desnuda
y estirada
en un cuadro de Modigliani.
Soy ella,
sí,
y por supuesto,
señor,
yo soy Modigliani.

Soy la punta de la estrella
y la cosa de papel que cae desde el aire en los aniversarios,
el autor de la teoría
de que el espíritu
es el hueso que no se puede roer.
Soy las ganas de romperse y de decir algo.
No puedo pagar la entrada al cine,
pero salgo en todas las películas
y por eso estoy sucio
y cansado
y más triste que dios.

A esta hora soy el cartón
y la masa,
la esterilla de papel
y la esquina morada
y lo que dejaste en la estación.

Soy el pie en el estribo
y la última cosa en que pensó Paul
y soy capaz de decir cualquier cosa porque estoy sucio
y no puedo pagarme la entrada al cine.

Soy el autor de la teoría del espíritu,
soy un lado del espíritu,
soy la muchacha ideal.
En verdad,
señor,
yo soy Chinatown,
a toda hora
y en demasía,
tengo una calle en cada esquina del mundo
y soy,
naturalmente,
lo único que nos queda.

Presagio

La muerte es un juego que perdemos.

Es preciso, en tanto,

no agotarse

arrancarse el pecho del pecho,

escondérsele para siempre a la sombra,

no dejar aroma en los cuartos,

no abarrotar el olvido.

De todas formas

uno se va a la muerte con hambre.

Desierto

La tierra que jamás quiso tocar el agua
es el desierto que al norte está creciendo como un estrago de luz.
Pero los hombres que han visto el despoblado
–su amplitud sin sobresaltos–
saben que no es cierto que la tierra esté reseca por capricho,
o sin ninguna bondad;
es nada más su manera de mostrar
lo que transcurre bellamente sin nosotros.

2

Es para el dios de lo deshabitado
que se alzan templos invisibles
en la borrasca del desierto.
Es para él
que los árboles enanos inclinan en la arena
sus ramas
humildes,
fervorosas.
Es para que no te aferres
que existe un dios de la ausencia,
un señor del desierto
que sabe
que,
como la sombra,
hay cosas que existen
con la fuerza de la luz
que las rechaza.

Andrea Cote (Barrancabermeja, 1981). Poeta. Autora de Cosas frágiles (Transmutaciones, Extremadura, 2010), Una fotógrafa al desnudo (Panamericana, Bogotá, 2005) y Blanca Varela o la escritura de la soledad (Universidad de los Andes, Bogotá, 2004), entre otras obras. Ha sido galardonada con el Premio Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia (2003), el Premio Internacional de poesía Puentes de Struga (2005) y Premio Cittá de Castrovillari 2010 a la edición italiana de Porto in Cenere. Es una de las poetas incluidas en Poesía ante la incertidumbre. Nuevos poetas en español (Visor, 2011), antología publicada en 8 países de Iberoamérica, y próximo a publicarse en versiones italiana e inglesa. Recientemente publicó Pájaros de sombra: diecisiete poetas colombianas (1989 – 1964), en la editorial Vaso Roto, que ha merecido el International Latino Book Award a ‘Mejor libro de antología poética’ .