Lóng Kyubei

He venido de ninguna parte
a morir las flores
¿Qué corazón intento sostener?
No hago mejor cosa que morir
¿Quién he sido tras mi nacimiento?
Éramos muriendo la sombra al medio día
de algún recuerdo
Se parte la crisálida
Los hilos de mi vida tensa, las manos,
el pequeño-come flores
¿Quién he sido tras el pensamiento de mí mismo?
-aprieta el corazón – dice,
el pequeño-come flores
lleva por máscara mi rostro
Hubo que recordar el sueño
del pequeño canto
que me previno
[no a mí sino de mí]
Y tuve un sueño inmenso
…mi corazón olvida el nombre…
La oruga vive soñando su muerte;
se parte la crisálida:
la mariposa muere.
Los días a venir
esperan a que muera
¿Estoy en un punto
en que mi pensamiento
acaba por engullir los días?
Pero las hojas saben amar
lo que muere…
Han sido suficientes
los días
el sol
alguien
II
Había sido el día
Él o alguien cantó
como si muriera
se habló de las hojas
de las aves
del joven dios
Era el sueño enseguida de la vida
un día al anochecer
el niño-como flores
camina
Y la voz casi canto
No fueron el tiempo
ni las hojas
era el sueño enseguida de la vida
Algún día morimos,
pero Algún día no ocurre
Es la sutileza de un pensamiento
enseguida de la vida
Son esta muerte las aves
un sueño igual a la vida
que no la vida
que no de la vida
Era entonces el sueño
nada más
los días
o las hojas
Yo
que soñaba
el niño
Era entonces un sueño
el niño-come flores
camina
Y enseguida de la vida
está la vida
de ninguna manera
en seguida de la vida
es el sueño
el niño-come flores
Y dijo: quiero morir
un momento nada más.
La muerte no es la muerte que pensamos,
un momento nada más
Enseguida
la memoria del sueño
o el sueño o la vida
entonces la muerte
Es, son los días las aves
del niño dormido
¿Quién ha tomado el rostro por máscara?
La crisálida del sueño
casi piel casi día
Era el sueño enseguida de la vida
enseguida cruzar
enseguida decir que sueño
Regresar
regresar un día con las hojas
¿Quién ha tomado por máscara el rostro?
La memoria al despertar
atraviesa la sombra
Era el sueño las aves
un sueño casi de los días a venir
que hoy
que no de hoy
O desprenderse de la conciencia
de los límites del cuerpo
hacia el sueño
en el sueño
decir
y nada más que morir una noche
al caer las horas
III
Cuando era muchacho
fui el niño que esperaba la noche
la llegada del dios
El dios era joven
venía de estrella en estrella
a atravesar el espejo
Éramos, entonces, la sombra al medio día
de algún recuerdo
Con el dios muriendo
muere el niño
Quién
ha dicho en el sueño la voz
o el recuerdo
Éramos muriendo
enseguida de la vida
Pero este sueño alcanza la vigilia
el niño-come flores
camina
En un repentino de algo
sucede
y se es para entonces
En un repentino
las horas se llaman hojas
Quisiera el niño
mi corazón
prenderlo al árbol
Y repetimos
el sueño
enseguida de la vida
Éramos muriendo
Éramos a un lado de los días
Éramos
que la vida
que el sueño
el hacer de las flores y su memoria
Hizo un día el pensamiento
de la muerte
Pensó en ella
y fue la vida
—aprieta el corazón— aconseja
la vida se sigue a la vida
—aprieta el corazón— advierte
la memoria del sueño
tiene la forma del asfódelo
No hay muerte
ni muerte que pensemos
Morimos una noche
el niño come flores

Lóng Kyubei (Tijuana, 1994). Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica. Ha publicado poesía y ensayo en revistas físicas y electrónicas tales como Espiral, Simulacro, Monolito; así como en el sitio de Tierra Adentro. Publicó el poemario Virgo (Editorial Poiesis, 2015) y actualmente la editorial y revista electrónica Gramanimia publica el poema 命の死神 [Inochi no Shinigami].