Daniel Rabal Davidov

CAMPOS ELÉCTRICOS
la lucha es vana/ ya hemos vencido/ toda esta colocación/
de oro ungido/ ella subsana/ no información/
desperdicio, Sión/ Tú, bendecido/ ¿por qué ventana?/
los campos viven/ en mi espada/ nuestra gran raza/
vencerá, alada/ Somos terraza/ al amado Edén/
toda la caza/ yacerá. Ya. Ven/ Yo. Exaltada,/
por pasiones más/ allá de lo real/ en lo de VERDAD…/
Todos los Campos Eléctricos alzándose por tierras baldías. Grandes torres de convulsiones en las que vemos a hombres y mujeres colgando como hojas por el cuello –ELECTRIFICADO– la guerra se cierne en sus bocas. Toda su especie queda sepultada. La gran descualificación. Exceso de carga. La bestia inmunda abre las fauces. En su muda sonrisa se ven las cascadas de sangre. Los campos eléctricos albergan cuerpos sin alma. Cuerpos que cuelgan muertos de cables inmensos. Ellos, aún así, andan por aceras fría y maquinalmente. No saben que no existen. Que nada es Real. Que todo es y no es al mismo tiempo. Y que sus bocas son agrestes, como vergeles, florecidas en esos Campos Eléctricos que succionan sus almas. Quedan petrificados –colgando– y las balas atraviesan cuerpos blandos –inertes– alguien se para por una calle circundada por vallas que nadie más ve. Dispara. Estalla el cristal de una cafetería– Aparece de golpe en un valle alto y bello, INMENSO. Ha roto los tejidos de lo Falaz.
En los campos eléctricos se concentran las pulsaciones más vastas de la deshumanización. De los campos eléctricos escapan almas VIVAS. Los campos eléctricos son como una prueba de fuego. Solo algunos salimos de ahí. Aquí, os lo digo.
Escuchad: “Hay una voz que habla”.
Beso los labios de la Naturaleza, habladora, Bella.
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En Los Versos
Hay Caden- ias
De Rit-/mo
Der
Niz
Ado
El Aura de la Noche se coloca
de Espuma.
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Me ensangrentaba la Tierra sobre la que pisaba para crear barro y abono que, fértil, pudiera hacerte nacer. En las almas humanas existe el lenguaje de la re-utilización. El RENACIMIENTO. Toda la existencia que flota por párpados desaforados. Bocas assadas como polillas en la lámpara. Mi Amor tumbada en la cama impeturbado yo. El sable de la noche atravesando un arco con flecha. En las cascadas de sangre vuelan ríos de tinta escarlata que se evapora quedando un vapor con olor a Uvas.
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Me extraña Oír tu Voz.
¿Quién eres?
Los fantasmas del pasado te acechan de nuevo. La incoherencia endogámica. Hacer el amor con tu propio reflejo en tu hermana que no existe. No hacer el amor. Matar. Sacar una pistola y vengarse. ¡De qué=VINDICAR!
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Cuentos Incompletos:
“Un cigarro trepa por la comisura de los labios como lefa chorreando por las patas de una putana que puede ser cualquier género transfigurado. No existen los géneros en este mundo de campos. En la acera yacen muertas las personas. Las “otras” personas andan sobre sus propios cadáveres. La irrealidad ha tomado forma. Me beso en los labios con todo el mundo. Veo sus mandíbulas llenas de saliva de gente distinta y no me excitan en absoluto, pero me siento impulsado a hacerles DESPERTAR.”
_
“La bestia se alza de entre el abrigo y la chaqueta y la camisa y, como desde la sombra propia, trepa por encima de las cabezas, los árboles, se proyecta en los edificios antiguos y causa estragos feroces.”
La Verdadera faz de la existencia de esa gente es_
Todo su mundo se limita a_
¿Existen?
Me siento en un mundo donde solo algunos se atreven a vivir. Parece que la gente ya no vive en lo REAL. Ahora todo es un “post” un “neo”.
Yo no quiero ser post de nada. Yo soy lo que ES. A los que están conmigo los nombro humanos.
Al resto, subespecie.
Así lo he dicho. Esa gente que se ve impelida a levantar el brazo en alto y agachar la cabeza. Y ceder al control absoluto. Y sonreír ante la dominación de sus almas.
El café baja por mi garganta y noto la ligazón a este mundo.
En las dormidas habitaciones de ellas duermen los sueños. Mi mente vuela por la habitación Desnuda a mi lado, me mira y no entiende. Todo el mundo se quiebra. Todo el mundo renace. Todo el Mundo.
En los Campos Eléctricos no se hace el amor. Se violan personas con cuchillos. Se contagian enfermedades venéreas. Y el que gobierna abusa de niños, niñas y personas sin recursos de todo tipo –impunemente– con una tiranía disfrazada de la mayor normalidad.
“DESCONFIAD, HIJOS DEL ETERNO, DE LA NORMALIDAD. Todo aquello que lleva su nombre esconde lo más anormal disfrazado de piel de oveja. Y el lobo puede respirar tranquilo en su manada, cuando el pastor viola a las ovejas. Tal es la casa en la que alguna gente habita, a la que profesa su amor y a cuyo pastor siguen ciegamente a través del quíntuple proceso: nacimiento pre-planificado, alimentación sobre-estimulada, violación, trabajo incomprensible convertido en ley eterna e inmutable -parte de una naturaleza que hace desprender de su lana sin rechistar- asesinato. Toda esa normalidad de sociedad ovejística. Mientras tanto, unos pocos lobos nos asentamos en los confines más Puros del Mundo a cantarle a la Luna. ¿No es falaz acaso una “normalidad” que rechaza lo más natural? Es decir, lo normal de verdad. La naturaleza VIVA de la que todos y cada uno de nosotros participamos.”
Me encuentro sentado en la colina en el bosque en la ciudad junto a mi padre con respiración acompasada. Nos tumbamos en el césped y contemplamos el cielo lleno de vida. Las nubes, los pájaros, los árboles.
Yo vivo en otro mundo. Este mundo es luminoso. La vida existe. Somos lo Real. Una vez que se descubre es el único que existe.
Quiero besar un árbol y sorber la savia que chorreará como Ambrosía por sus costados y convertirme en Eterno.
Aquí, me encuentro, YO.
Los campos eléctricos vibran y cuervos grandes venidos de mi mundo van allí a alimentarse de los cadáveres de quienes viven sin vivir. Arrancan con los picos mechones de pelo, trozos de cara, lenguas… Y vienen aquí, a la TIERRA PURA ETERNA, para transfigurar esa no-existencia en Materia Poetizada –POIESIS–.
Las mujeres vestidas de negro se revuelcan en líquido seminal, eyaculación, sacras bebidas de vida y, en un luto sublime, exhalan el último aliento antes de apagar la vela. Los dedos blancos, negros, sangrantes –manchados de sangre menstrual, asesina, muerta y aún caliente– se masturban y el chapoteo se oye en el templo alzado a ¿?
Hombres gritando en una en una gran habitación cortan sus manos, piel, miembros con cuchillas de afeitar de otras épocas y arman guerras con la humanidad.
Se abren las puertas que conectan ambas habitaciones en ese edificio dedicado a la nada en los Campos Eléctricos –pues los campos eléctricos están llenos de construcciones vacías de contenido– y todos se miran sin comprender. A nadie se le ocurre abrazarse. Sino que unos y otros se abalanzan hacia el mutuo crimen y la sangre queda como único testigo de algo que intuían intenso y cuya ferocidad confundieron con lo único que conocen: una violencia reprimida. Sangre manchada de sangre de estirpe cruel.
Rostros gráciles con gestos amorfos.
Flexiones dismorfofóbicas vocales.
Pechos y penes sucios de humo y hollín y falta de amor humano.
Bocas que chupan la suciedad.
Dientes llenos de espuma lactante.
Luego, cuando se cierran las puertas, todos vuelven a sus no-cometidos.
Si alguien se saluda por el pasillo de ese monumento no recuerda haberse visto antes. Tan solo una cierta sensación de amistad parece crecer en el corazón engañado de quien siente que debería tal vez sentir algo, pero no lo hace, porque sentir, en los campos eléctricos, es lo más sucio que puede haber.
La escarcha se derrite entre sus dedos.
Veo la luz escudriñar algún distante eco.
Hay veces rotas en voces.
La contienda arde en versículos.
Miembros descuartizados anidan en los picos de la noche-
Cum tacet nox
(Cuando calla la Noche)
Cuando calla la noche
todos los astros callan
se apagan las velas
de aquellos corazones
que yacían inertes
inexpresivos ante
la horrenda masacre
Cuando calla la noche
murmuramos las muertes
susurrando muy bajo
y más bajo aún
murmuramos el amor
que tiene algo de adiós
siempre aunque no queramos
Cuando calla la noche
el aire se hace táctil
y los gemidos muerden
detrás donde la nuca
con un zozobro de mar
que hunde los barcos llenos
masacrando el oro
Cuando calla la noche
los ojos son el aire
lleno de tus plegarias
de lluvia y tempestad
el estómago cruje
de dolor muy amargo
y los recuerdos punzan
con su sonrisa infantil
Cuando calla la noche
abrimos nuestras manos
aguijoneadas blancas
por el estigma moral
sabiendo que pecamos
y aún pecaremos más
conocedores del bien
Cuando calla la noche
en la aurora boreal
bañamos nuestro cuerpo
para el rito angélico
donde nos convertimos
en desafiante fuego
desnudos ante el tiempo
Cuando calle la noche
y en los sueños las voces
se llenen de palabras
que creímos conocer
la imagen de un rostro
me llenará los ojos
de amargas lágrimas.

Daniel Rabal Davidov (Madrid, 1998). Narrador, poeta y músico. A la edad de 17 años publicó su primera novela, llamada Las Brillantes Luces de la Ciudad (Amargord Ediciones, 2016) y participó en las Ferias del Libro de Madrid, Soria y El Escorial. En octubre del 2017, presentó su primer poemario Cánticos Revolucionarios (Amargord Ediciones, 2017) y en 2018 vio la luz su tercer libro: Cuervos (Amargord, 2018). En ese mismo año, fue invitado a participar como uno de los representantes de España en el festival internacional de poesía The Americas Poetry Festival of New York (TAPFNY). Es fundador de La Disidencia Cultural, así como uno de los coordinadores del colectivo Disidencia Salvaje. Actualmente prepara la publicación de un nuevo libro de poesía titulado: La Canción del Abandono.