Melissa Valverde

Menarquía
Veo la sangre,
me estruja el escalofrío del dolor interno.
Corre por mis sábanas,
mancha mi espacio.
Siento al mundo,
debilidad pura.
Derrota ante la vida,
un mes más.
Coágulos suicidas buscan escaparse.
Llantos de agua tibia corren por mis piernas.
Cargo seres que no son
o soy yo la que no es.
Hormonas sollozantes
siempre acechando mis ciclos.
Callo ante mí misma
Recuerdo,
sólo soy un canal.
Caer
Una cama espesa
una “despedida” y un blues,
mis piernas se visten con licras de galaxias.
Alguien está en mi puerta
su cara se desdibuja en la oscuridad
sabe que finjo,
su rostro es un demonio
que acecha mi sueño
y me quiere coger.
¿Estoy dormida o teniendo un orgasmo?
Abro los ojos.
Mis corvas son dos lunas apagadas
me atraviesa su recuerdo,
mientras un demonio agita mi sangre
un hombre piensa en mí
lo sé,
tengo un mensaje a las 4:00 a.m.
ambos padecemos de insomnio,
pero preferimos seguir con nuestros demonios
sentir la falta de aire cuando se está en la cima
y luego,
dejarse caer.
Conque así se siente
ser penetrada por la soledad
y darse cuenta que no hay gran diferencia
los íncubos también se van por la mañana.
Vainica
Nací, crecí
casi me reproduzco
por eso una parte de mí permanece muerta
Soy la quinta mujer
de una legión de ancestras esclavas
que barrieron y limpiaron sus propias energías
mientras le subían la autoestima a los hombres de su casa
Pero nosotras logramos ir más allá.
Sin halagos ni fe
conquistamos sus tierras,
conseguimos armas más filosas que sus machetes.
Estudiamos, trabajamos y salimos adelante
y todo esto sin faltar ni una sola vez a la obligación
de servirles el plato de comida,
cortarles las uñas de los pies
y decirles que todo va a estar bien.
Hoy mi realidad es distinta a la de mis abuelas
no tengo cómo probar la estrechez de mi vagina
tuve más privilegios que mis hermanas
y por eso
uso la palabra para cortar
aunque en mi casa sigue habiendo silencios que cortan peor.
En esta casa,
las novedades se evitan,
las noticias siempre son malas,
los hombres nos quieren matar a puros sustos.
Mi yo de 5 años escucha todo mientras dibuja
“¿Qué está pasándonos?
Si mi mamá y hermanas no hablan
yo voy a hablar, voy a dibujar una vainica
es mi vulva ya la conozco,
me la vi en un espejo a escondidas”.
Con el tiempo se fue llenando de flores y ramas
ahora tengo 22 y aún sigo dibujando vainicas
y también escribo,
aunque sigo viviendo entre silencios
encuentro en mis dibujos la poesía para hablar.
Entonces entiendo que tenían razón
la poesía es mujer y es venenosa.

Melissa Valverde (Costa Rica, 1996). Narradora, poeta e ilustradora. Integrante del proyecto cultural Comelibros, la Colectiva de mujeres poetas Jícaras y el movimiento feminista Me pasó en la UNA. Ha participado en la Feria Internacional del Libro de Costa Rica en sus ediciones 2018 y 2019. Sus ilustraciones, narraciones y poemas han sido publicadas en antologías como Certamen desierto (Fruit Salad Shaker Ed., 2018) y Y2K (editorial de la Universidad de Costa Rica, 2019); también ha aparecido en revistas como Materia Escrita, Larvaria (México) y Tóxicxs (Argentina). Actualmente, estudia Arte y Comunicación Visual con énfasis en Diseño Textil en la Universidad Nacional de Costa Rica.