Bianka Monge Llubere

Chao
“Chao”, ella dijo sin temor, pero no sabía
que la extrañaría como a la espina de una palmera.
Queriendo escapar de ese círculo
que lo mataba con sólo ver y con el andar.
Ella, dolida, con una bala en la boca,
susurra. Su último deseo es estar con él
sin secretos ni puñales en las manos,
todo libre y sin piedad, amar
como nunca la habían querido.
Él, con un puñal en su corazón,
suelta una lágrima, contando su vida
con una sonrisa.
La amaba, pero cortaba su amor,
pasión, que irradiaba luz de cariño, pero
una luz de mentiras y llena de odio que mata
a este ciego lleno de pasión y dolor.
Sin encontrar el rumbo
hasta la paz interna,
nunca llegó, ese deseado sabor.
Sólo el amargo y nauseabundo amor perdido
por esa mujer que deseaba,
robando todo lo que quisiera
con tal de mirar
esa boca roja llena de placer.
Nube
La paz es como la nube blanquita
de todos los días, la que ves y quieres abrazar.
Toda alma limpia, pura, linda y llena de paz, será recibida
por la nubecita blanca.
Las manos de un maridillo que decidió engañar a su esposa
decide volar y llegar a las hermosas tierras de la paz,
su odio y su melodía agobiante convirtieron todo en desorden.
La paz se fue y llegó el desastre, buscando a todos sin piedad alguna.
Desamparados
Desamparados estamos,
olvidados nos dejaron, y sin alegría.
Olvidé que existe la alegría, olvidé que la vida
era real. Me pregunto si vale la pena seguir aquí.
Hoy vi una rosa blanca teñida de vino.
Observé el velo de una mujer sumergido de sangre pura.
Y una paloma que tiene plumas ensangrentadas.
Creo que el destino me está diciendo
que me desampararon y ahora estoy perdida,
olvidada por los demás.
Mientras los demás
viven y se alegran,
yo…
yo estoy en mi funeral, viendo cómo nadie llora
por aquella “amiga” a quien “extrañarían”.
Pecado
Sin pecados no habría existido
la paz, sin la paz no habrían existido
los pecados.
¿Quién diferencia lo bueno de lo malo?
todos hacemos cosas raras, malas,
pero al final nos gustan y nos llevan,
de cierto modo,
a la paz que buscamos.
¿Quién dice que yo no encuentro la paz?,
¿quién puede decir que yo no sé qué es paz?
si al final la encontré en los brazos de él.
Él me dio todo lo que busqué, todo lo que quise.
Al final, la corriente lo arrastró.
Pensé en morir, ¿adivina qué?, morí y llegué al cielo.
Al que le dices cielo de paz, y con tranquilidad
me fui buscando pecar, por alguien más.

Bianka Monge Llubere (Costa Rica, 2004). Actualmente, cursa el décimo nivel de educación secundaria en el Instituto Educativo Moderno. En el 2019, ganó el certamen Lisímaco Chavarría con su poemario La pluma ensangrentada y participó en un recital del Colegio Nuestra Señora de los Desamparados, en el marco del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica.