Josu Landa

Ironía
El epitafio en su tumba decía: “El temor a morir le impidió vivir”.
Dicen que, cuando murió, en su búnker “inteligente”, encontraron un montón de pólizas de seguros y un gran altar con santos y deidades protectoras, pero ningún rastro de amor.
Lección de tolerancia
Vino,
meó y se fue. La tierra soportó el trago amargo en silencio.
Letra vía sangre
Una vez descubierto el gen de la lectura, el Organismo Internacional para la Cultura ejecutó el Programa Mundial de Hermenéutica: miríadas de transfusiones de sangre genéticamente enriquecida en todos los continentes.
Por fin, la letra entró con sangre hasta en los más reacios y obtusos. “El futuro de las humanidades está garantizado”, aseguró el Secretario General del Organismo.
Paisaje
Cuando en el mundo ya no hubo nadie y la vida llegaba a su fin absoluto, quedaba todavía la Rosa Última.
Se fue apagando, sin que hubiera un
amante que la tomara pensando en su amada, sin que alguien la usara para
adornar una tumba o para adorar a un dios, sin que apareciera un poeta para
ofrendarle un nuevo poema, sin que la visitara una abeja para libar de su
néctar, sin que nadie le hiciera un juicio final.
Gran lección de hermenéutica
Huele signos y mea signos el perro, en cada esquina.
Erótica errática
La Diana se abre toda y ofrece su centro. Es la flecha la que, por inepcia o crueldad, falla casi siempre y la deja con las ganas.
De Anafábulas (2013)
***
-Nunca ames a nadie como a ti mismo: corres el riesgo de desencantarte más rápido
-El pasado me persigue: estoy pensando seriamente en dejarme atrapar.
-La geometría también parece contar con asesinos en serie. ¿Cómo explicar, si no, que nos topemos con tanto punto muerto?
-Híbrido de profeta con sofista: eso es el intelectual moderno. Se entiende que haya fracasado en sociedades donde claman por profetas puros y están hartas de la caterva de sofistas, que copan los más poderosos medios de expresión.
-El dato estadístico: la momia de los hechos: el gran dogma de la economía, la política, las supersticiones más prestigiosas —con más prensa— del presente.
-Sabemos lo peligroso que es un animal herido y, sin embargo, nuestra coexistencia con los demás es una constante producción de «animales heridos».
-Oxímoron: símbolo supremo de lo fugaz, la calavera es donde reside, ufana, esplendorosa, la Sonrisa Eterna.
-Cuando camino a pleno sol, lo único que sale de mí son sombras.
-Ya que lo hacen con el agua, con el aire, con todo… los pretendidos amos del mundo deberían privatizar también el sentido común. A ver si así…
-Todos los que dijeron «Muero porque no muero» demostraron incongruencia. Deberían haberse ido en silencio, con su abismal experiencia del Absoluto. Sea por cobardía existencial o por un grave defecto de la Creación, parece que ni los más bragados en estas lides, están dispuestos a tanto. Se diría que cualquier hormiga macho, que entrega su vida en un coito, supera al mayor de los místicos.
-En los pies está ya el camino y en el camino, la meta.
-Muchas veces, el cuento de nunca acabar lo es porque es el cuento de nunca empezar.
-Lo cortés no quita lo caliente.
-Oh: un mundo maravilloso, con primavera incluida.
-La ventisca se apodera del desierto. No hay otro canto. No hay otro llanto. Sólo deja un poco de arena en la boca.
-Nadie se adelanta a una época. En todo caso, sale de un tiempo que ya murió.
-Si ya no cabemos en el mundo es porque el mundo nunca ha cabido en nosotros.
De La balada de Cioran y otras exhalaciones

Josu Landa (Caracas, Venezuela, 1953). Poeta, narrador, ensayista y filósofo. Actualmente se desempeña como maestro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Su trabajo filosófico gira en torno al estudio de la ética tomando como punto de partida las escuelas helenísticas y la doctrina platónica. Entre sus obras más destacadas se encuentran Más allá de la palabra (UNAM, México, 1997),Poética (FCE, 2002), Viaje a Cipango (Fondo Editorial del Caribe, Venezuela, 1990), Los tankas de Arropain (Lida, Bilbao, 1991), La luz en el vano: antología poética (UNAM, México, 1996), Treno a la Mujer que se fue con el tiempo (Arlequín, Guadalajara, 1996), por el cual recibió el Premio Carlos Pellicer, y Mundo Neverí (Monosílabo, México, 2019). También es autor de la primera novela endógena del exilio vasco, Zarandona (Centro Vasco de México, 1999), y de las traducciones al euskera de Piedra de Sol y Muerte sin fin.