
Con más de un centenar de libros publicados, entre poesía, novela, ensayo, biografía y traducción, Luis Antonio de Villena se erige como uno de los autores más importantes de la actualidad en lengua hispana. Sin embargo, pareciera que su obra viene de un tiempo lejano; con versos de aroma antiguo, asistimos a una peculiar estética que rescata los motivos grecolatinos para insertarlos en la vida contemporánea. Pero tal rescate va más allá de lo literario, y se acerca a un modo de vida (que nos recuerda a Cavafis), a un modo de ser ya perdido, olvidado por la mayoría, enterrado por los siglos.
¿Acaso sea la nostalgia el punto central en la poesía de Villena? Ante lo vasto de su obra, no podemos afirmarlo; no obstante, nos encontramos con una apología de la belleza, pura o impura, pero siempre eterna gracias a la pluma del poeta que no olvida; nos acerca al terrible paso del tiempo de una manera tan hondamente expresiva que, a pesar de ello, no resulta pesimista, sino todo lo contrario: en la tristeza acumulada por la nostalgia siempre encontramos un halo de optimismo. Villena enseña a vivir, proclama el sí a la vida, la poesía como resistencia frente a la mediocridad. Si algo no encontramos en su obra es la medianía, ni siquiera en la derrota.
Quizá por lo anterior, el poeta pondera tanto al dandismo: en él está Byron, Wilde, Cernuda y demás corsarios de guante amarillo, los que saben vivir a pesar de su época, los que se entregan aun sabiendo que la caída será más larga y dolorosa; la elección de una vida altiva, hedonista y auténtica. El dandismo como último acto de derrota. Para Campos de plumas es un honor contar con dos poemas inéditos de este gran autor que serán publicados en su próximo libro; textos que son testimonio de su amor a la amistad, a la libertad, a los cuerpos bellos y al mármol, implacable, contra el tiempo. Y también el lector hallará algo más: acaso el murmullo del corazón de un hombre tremendamente generoso, elocuente y, sobre todo, auténtico.
Conozcan entonces, al poeta más joven de España.