Wendy Ayala

Desde los primeros años ya soñaba con el abandono: en la noche, desconsolada, sola en las calles de la periferia. En las escaleras eléctricas del centro comercial. Una mañana, en nuestra casa.
Siempre sin saber por qué. Siempre con un gesto de reproche en los brazos que me soltaban.
Años después las pesadillas aterrizaron. Una, dos, tres veces. Y el olvido se hizo material. Luego se convirtió en semilla, después en tronco y se ramificó.
De las ramas nacieron frutos tan vívidos y tentadores como rancios. Al principio despren-dían cierta fragancia calma, cerraban el círculo del hambre y su antídoto y callaban la ansiedad de tener un sabor dulce en la lengua. Dulce como una tarde en familia que, aunque ahogada en indiferencia, se encontraba protegida bajo el techo que la vio nacer.
Pero los frutos, como las vacas del sueño del faraón, también se tornaron alegoría de la carencia. Frutos que ya sólo eran armadura y amargura, sin jugo corriendo por sus venas, habitados por unos cuantos restos de aire viejo y sofocado.
Aunque casi muertos de sed, los frutos, máscara de los temores, respiraban y aún hoy sobreviven. En las noches de encierro e incerteza se lanzan a mí y se me ofrecen, tentadores, como un terreno seguro listo para acurrucarme en él, para no hacerme pasar la angustia de explorar lo incómodo desconocido. Pero cada fruto es calor, estrechez y vacío.
El fruto es la promesa de un Edén deshabitado del que el mismo Dios huyó. Dios el asidero de los huéspedes. Dios el patrón y dueño del territorio. Dios, que siembra la semilla y esconde la mano.
Aún sueño con el abandono, pero cada día, con el deseo de conocer jardines más serenos y voluptuosos, despierto para no llevarme más edenes a la boca.

Wendy Ayala Treviño (Ciudad de México, 1993). Fotógrafa y traductora de italiano. Actualmente trabaja en proyectos gráficos sobre espacios abandonados y cursa el último semestre de la licenciatura en Letras Modernas Italianas (con especialidad en traducción y estudios culturales) en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.